Arma de Caballería

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La vinculación del Arma de Caballería con la Hermandad de Zamarrilla.

Los Inicios: El Siglo XIX

La primera noticia escrita que disponemos del hermanamiento de soldados del Arma de Caballería con la Hermandad data de 1851.

Este año se organizo un septenario en honor de la «Dolorosa de Zamarrilla» habiendo sido, previamente, trasladada la imagen a la iglesia de la trinidad, lugar donde se desarrollaron los actos religiosos.

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Para realzar el traslado, el Hermano Mayor D. Francisco Cabello requirió la presencia de soldados del Arma de Caballería. La causa por la que fueron precisamente estos militares los acompañantes de la Sagrada Imagen vino motivada, fundamentalmente, por la propia ubicación física de la Unidad a la que pertenecían, el antiguo convento trinitario, a la sazón convertido en cuartel, aledaño a la iglesia donde se celebro el culto previo a la procesión, era la sede de estos soldados que, de alguna manera estarían imbricados en la propia esencia del barrio y por lo tanto coparticipes de sus actos.

Los años 20

Sera a partir de 1925 cuando, estableciendo un hilo conductor con la tradición oral, van a aparecer los Húsares de Caballería acompañando el desfile procesional. Evidentemente interesaba, siguiendo la norma o costumbre impuesta, afianzar un hermanamiento entre Arma y Hermandad al modo que, desde 1927, establecen Legión y Mena.

Al parecer, las gestiones realizadas para contar de nuevo con la presencia de estos militares en la procesión las llevo a cabo Dª. Ángeles Rubio Argüelles, Condesa de Berlanga de Duero, personaje de la Málaga de la época, gran procesionista y cuya vinculación con la Hermandad fue manifiesta.

Los soldados pertenecían al regimiento de Pavía y «formaban una banda de música montada, de gran vistosidad y colorido» acompañando a la imagen en todo el recorrido.

Por su parte, la presencia de soldados de Caballería no se trunco hasta que la Hermandad, tras los sucesos del 11 de mayo de 1931, perdió todo su patrimonio.

La «nueva´´ Hermandad. La vuelta de la Caballería

La década de los 30 significó el desastre para las cofradías malacitanas y, por ende, la desaparición de alguna de ellas. Este fue el caso de nuestra Hermandad que, destruidos todos sus enseres, incluso sus imágenes, acuerda su disolución el 14 de mayo de 1938 aun cuando unos días antes, el 5 del mismo mes, ya se estaba gestando la que, de alguna manera, vendría a significar la continuidad de la misma: LA HERMANDAD DEL SANTISIMO CRISTO DE LOS MILAGROS Y MARIA SANTISIMA DE LA AMARGURA, advocación mariana adoptada en recuerdo a la que fue destruida.

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La primera salida procesional de esta «nueva Hermandad se realizo en la Semana Santa de 1939 desde la Iglesia-Oratorio de San Felipe Neri». Desde un primer momento, se restablece la presencia de militares pertenecientes a Caballería en el acto religioso.

Los datos que podemos aportar nos señalan como, de nuevo, la intervención de la Condesa de Berlanga de Duero fue decisiva.

A pesar de esta iniciativa, la participación del Arma en el desfile procesional de 1940 quedo reducida, nuevamente, a la aparición del General Monasterio en la presidencia.

Sería en 1942, cuando, con el pretexto de invitar al general Ponte para que asistiera al acto de imposición del fajín que el general Franco había donado a la virgen, se va a solicitar del mismo que, en el desfile procesional del año 43, se contara de nuevo con la participación de una banda de Caballería para restablecer vínculos antiguos.

El promotor de esta iniciativa fue un gran cofrade que años más tarde llenaría toda una etapa como Hermano Mayor, D. Federico del Alcázar García. Fue él quien propuso «…se oficie a los jefes y oficiales de todos los cuerpos del Arma de Caballería de España en el sentido de hacerlos hermanos de nuestra cofradía…».

Sin embargo, estos atisbos de acercamiento no fructificaron hasta 1944, año en que, en el desfile procesional, vuelven a aparecer los militares de Caballería acompañando los titulares de la Hermandad: era la banda de clarines y trompetas del regimiento de Alcalá de Henares.

1946 va a marcar una inflexión en lo que a colaboración desinteresada de ambas entidades se refiere.

En una visita realizada por el entonces Hermano Mayor Federico del Alcázar al General Merlo en Madrid, es informado de que «el Regimiento había tomado el acuerdo, vistas las propuestas de otras capitales, de que la banda desfilará mediante una gratificación al Regimiento, al jefe de la banda, y a los muchachos de la misma, y que, por lo tanto, no podrían desfilar en nuestra Cofradía en las condiciones que lo habían hecho otros años».

A partir de este momento se va a abrir un paréntesis en la participación de la Caballería en el desfile procesional de la Hermandad. Coincidirá con los periodos de mandato de D. Guillermo Bolín de Mesa y con los primeros años de D. José Morales Ramírez como Hermanos Mayores.

Un periodo de silencio, en cuanto  a las vinculaciones antaño fructíferas, marca esta etapa, con una ausencia tanto participativa como epistolar entre ambas entidades.

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