Siempre, en la tarde del Martes Santo, hemos recibido llenos de orgullo y de satisfacción a nuestros hermanos de Nueva Esperanza.
Lamentablemente, este año, no vamos a compartir con vosotros esos momentos únicos en los que ambas cofradías nos convertimos en una sola y en los cuales sentíamos valores como la hermandad, el respeto y la devoción por nuestros sagrados titulares, el cariño y la amistad de tantos años en nuestros corazones.
Elevamos al cielo una oración para rogar a Dios por el fin de esta pandemia y para que todos juntos podamos reencontrarnos una vez más en el camino que os lleva a evangelizar por las calles de nuestra ciudad con Jesús Nazareno del Perdón y María Santísima de Nueva Esperanza.
Esta triste situación no va a lograr que dejemos de pensar, con renovada ilusión y con una Nueva Esperanza en que el próximo año seguiremos viviendo y sintiendo esas bonitas sensaciones que servirán para seguir estrechando esos lazos de fe cristiana por siempre.