El elemento iconográfico que identifica plenamente a la imagen de María Santísima de la Amargura es la rosa roja que, atravesada por un puñal, tiene prendida en su pecho. Hace referencia a una leyenda que narra un suceso, presuntamente milagroso, en el que se vio inmerso un perseguido por la Justicia.
Al no existir referentes escritos que hagan alusión a ella hasta la posguerra española, dado que la Dolorosa comenzó a portar la rosa a finales de la década de los años veinte del pasado siglo, se puede afirmar que es entonces cuando comenzó a divulgarse.
Hay un hecho coincidente que no debe pasar desapercibido y que resulta de especial relevancia: fue la época en la ingresó en la hermandad trinitaria Ángeles Rubio Argüelles y Alessandri, condesa de Berlanga de Duero. Algunas fuentes le atribuyen la difusión de la leyenda.
En este personaje confluían una serie de características que le hacían acreedora a ello. Era una mujer culta, autora de ensayos, novelas y de artículos entre los que destacaban los de temas relacionados con la historia de Málaga. Además, fue, al menos así se considera, la primera mujer que tuvo cierta influencia en el cerrado y masculino mundo cofrade de la época.
Lo cierto es que paralelamente a su presencia en la cofradía se detecta el cambio en la composición y estética aportada a la imagen. Ella era la camarera de la Virgen desde el año 1928 y, por tanto, la encargada de vestirla. No es descabellado suponer que fuese la que prendió la rosa en el pecho de la imagen. Otras fuentes afirman que la Virgen de la Amargura portó una rosa como lo hicieron otras imágenes malagueñas desde principios del siglo XX. Y la unión de este elemento con la imagen fue tal que ya en la primera procesión de la nueva efigie de la Virgen de la Amargura, en la Semana Santa de 1935, también lo llevó.
Existen varias versiones de la leyenda, narradas por diversos autores, pero en el trasfondo todas coinciden en lo esencial. Tal vez, la más conocida sea la que fue la descrita por Dolores Carrera (Nazareno Verde). En ella nos basamos.
Un bandido, nacido en el serrano pueblo de Igualeja y apodado ‘Zamarrilla’, era perseguido por la Justicia. En su huida pasó por las inmediaciones de una ermita situada extramuros de la ciudad de Málaga, en la zona del Campillo de la Trinidad. Sin dudarlo penetró en su interior. Y allí contempló la imagen de una Dolorosa que se veneraba en un pequeño camarín. Fue entonces cuando decidió esconderse bajo su manto. Los guardias entraron en el oratorio, buscaron por todas partes y más tarde abandonaron la capilla sin comprender dónde se había podido esconder el bandido en sitio tan pequeño.
‘Zamarrilla’ permaneció largo tiempo oculto hasta comprobar que sus perseguidores se habían marchado sin descubrirlo. Fue entonces, y como muestra de su agradecimiento, cuando tomó una de las rosas blancas que adornaban el altar y la clavó con su puñal en el pecho de la imagen.
La flor había quedado prendida y ’Zamarrilla’ contempló cómo la rosa se iba tiñendo de color encarnado hasta alcanzar un rojo intenso. Cuenta la tradición que ante lo sucedido el bandido expresó su arrepentimiento y allí mismo decidió profesar en un convento el resto de sus días.
Años más tarde, ya en la década de los años 40, se difunde la que podíamos considerar como la segunda parte de la leyenda.
‘Zamarrilla’, arrepentido de sus pecados ingresó en un convento que se situaba en las cercanías de la ermita. Y sigue narrando la leyenda que cada año, en el aniversario de su contrición, bajaba por el antiguo Camino de Antequera hasta alcanzar el oratorio de la Virgen para depositar a sus pies una rosa roja.
En una de esas visitas fue asaltado y apuñalado por unos malhechores. Y fue entonces cuando, antes de morir, de nuevo sucedió el milagro: la rosa roja que tenía entre sus manos se volvió de color blanco. Era la señal definitiva del perdón que la Virgen de la ermita le había concedido.
La Hermandad de la Amargura conoce, respeta y transmite la leyenda interpretándola como manifestación de religiosidad popular.
Pero, ¿existió algún personaje apodado ‘Zamarrilla’? Y ¿tuvo realmente problemas con la Justicia? La respuesta en ambos casos es afirmativa.
A mediados del siglo XIX, existió un bandolero que fue perseguido por la Justicia. Su nombre era Cristóbal Ruiz Bermúdez, y, como afirma la leyenda, era natural del pueblo de Igualeja y apodado ‘Zamarrilla’.
Fue muy conocido en la época por capitanear una partida que actuaba fundamentalmente en la zona de la serranía rondeña. Fue acusado de conspiración contra el Gobierno, de robo, de asesinato, etc.
Ante los problemas que tenía con la Justicia marchó fuera de España. Algunas fuentes lo situaron en Gibraltar, mientras que otras afirmaban que se había trasladado a Orán.
Más tarde, en unión de otro compañero, se le detuvo en Tánger. El cónsul general de Marruecos envió a ‘Zamarrilla’, encadenado, a España y fue desembarcado en la gaditana localidad de Tarifa el 30 de septiembre de 1851.
El día 16 de octubre entraba en Málaga. Las referencias escritas de la época afirman que los barrios de la ciudad quedaron desiertos pues los habitantes se concentraron para poder verlo. Ante ellos, se cuenta que el reo, cuando era trasladado a la cárcel, dijo: “Ea, vamos a feria”. El día 31 de octubre se celebró un Consejo de Guerra en el que fue condenado a muerte. Días más tarde, fue fusilado en su pueblo natal.
‘Zamarrilla’ sí fue un personaje real. De su existencia no hay duda. No obstante, se desconoce si tuvo alguna relación con lo expresado en la leyenda.
Pero, sea como fuese, lo cierto es que esta se transmite de generación en generación y que la enseñanza que emana, que alude al perdón y al amor, está profundamente incardinada en quienes son devotos de la Virgen de la ermita (en otros tiempos de los Dolores, hoy de la Amargura, pero siempre Zamarrilla) que porta una rosa roja.
Tal vez nada haya más cierto en torno a la leyenda que lo expresado por Ignacio Román y Rafael Jaén en el romance de Zamarrilla y que dice:
“Historia o romance/ pero en los altares la rosa quedó/ milagro triunfante/ de la Dolorosa que luce una flor”.
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